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¿Cómo reducir la huella hídrica en nuestra vivienda?

  • fundacion-nunkui
  • 11 nov 2020
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 18 nov 2020

La cada vez más escasa disponibilidad del recurso hídrico, así como su creciente costo a escala global, deben ser una invitación a que apliquemos las mejores estrategias y tecnologías existentes para optimizar el consumo de agua en nuestras actividades rutinarias, empezando por las que se desarrollan en la propia vivienda.

Por Diego Hurtado Mingo

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Gráfico 1. Sistema de recogida de pluviales en vivienda unifamiliar

¿Qué es la huella hídrica?

La huella hídrica es un indicador ambiental que nos permite tomar conciencia del consumo total de agua que requiere el conjunto de nuestras actividades diarias. Debemos pensar no solo en nuestro consumo directo (por ejemplo, el agua utilizada en el hogar), sino también en el indirecto: la cantidad de agua necesaria para fabricar unos jeans o para producir un kilo de carne.

Dicho indicador nos puede servir como base para llegar a un manejo eficiente del agua, estableciendo cuáles pueden ser los objetivos de ahorro para: una persona, familia, empresa, comunidad de vecinos, o para el conjunto de una región o de un país.

¿En qué consumo tanta agua?

Tener una métrica sobre nuestras posibilidades de ahorro de agua nos ayuda a enfrentar de forma consciente nuestra responsabilidad individual y colectiva con el planeta. Pero, a la vez, nos permite calcular el alivio que esto puede suponer para nuestro bolsillo, si pensamos, por ejemplo, en la factura asociada al consumo de agua en nuestra vivienda, comunidad de vecinos u oficina.

“Reducir nuestra huella hídrica y ahorrar en la factura del agua pueden ir de la mano”

Para obtener un primer vistazo sobre el consumo residencial de agua, podemos empezar por la gran variabilidad existente entre algunas ciudades de Latinoamérica (Gráfico 2), con diferencias tan importantes como los 600 litros por persona y día de Buenos Aires, frente a los apenas 76 litros de Bogotá. Este contexto nos da una primera idea de las enormes posibilidades de trabajar en la reducción de consumos a escala regional.


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Gráfico 2. Consumo de agua en varias ciudades de Latinoamérica [1]

Pero, realmente, ¿en qué consumimos tanta agua? El consumo doméstico incluye los denominados usos interiores (baño, cocina, limpieza, electrodomésticos) y los exteriores (riego de jardín, piscina). Pues bien, en el siguiente gráfico se muestra una referencia de estos consumos por tipo de uso para el caso de España (con una media de 154 litros/persona y día).


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Gráfico 3. Rango de consumos de agua por tipo de uso en España [2]

Incidiendo en los tipos de uso, y a pesar de la mencionada disparidad en las cifras de consumo entre ciudades, es posible encontrar ciertos patrones comunes en la distribución del gasto de agua en los hogares urbanos, tal y como se refleja en el Gráfico 4.

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Gráfico 4. Porcentaje de consumos de agua por tipo de uso en España [3]

Como se puede apreciar, una gran proporción de este gasto tiene lugar en el cuarto de baño, principalmente en duchas e inodoros, representando más del 70% del total. Si bien este porcentaje suele disminuir en favor de los usos asociados a la cocina a medida que descendemos en nivel socioeconómico.

Por otro lado, el consumo de los usos exteriores tiene una gran variabilidad dependiendo del clima local y del diseño de las instalaciones, y puede llegar a representar un porcentaje considerable del total.

¿Cuánto pago por el agua que consumo y por qué?

En este punto, cabe resaltar algunas peculiaridades respecto a las tarifas que el consumidor tiene que afrontar en los países de América Latina y el Caribe, en relación al resto del mundo: i. el esquema tarifario adoptado es, mayoritariamente, el de “bloques crecientes”, es decir, el metro cúbico consumido adicional es progresivamente más costoso; ii. los niveles tarifarios son los más altos entre los países en vías de desarrollo, incluso para los niveles de consumo más bajos, siendo solo superados a nivel regional por América del Norte y Europa Occidental (ver Gráfico 5); iii. además, la penalización por altos consumos (bloques crecientes), es también alta, solo por detrás del Medio Oriente y Norte de África [4], región con obvias limitaciones para el acceso al agua.


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Gráfico 5. Gasto mensual por el servicio de agua potable según nivel de consumo por región en USD [4]
“Los altos niveles tarifarios, unidos a las elevadas penalizaciones para los grandes consumos y su elevado impacto ambiental, nos debe llevar a plantearnos cuáles son las mejores estrategias y tecnologías para reducir nuestro consumo de agua”

Con estos datos, queda claro que deberemos comenzar por averiguar cómo está estructurada la tarifa de agua que rige en nuestra localidad, cuáles son nuestros consumos totales y qué implicación monetaria tendría la reducción de nuestro consumo de agua.

¿Cuáles son las mejores estrategias para la eficiencia hídrica?

Lo anteriormente expuesto pone de relieve la importancia de movernos hacia la eficiencia hídrica. En cuanto a las estrategias para lograrlo, tenemos tres principales: reducir el consumo, reutilizar el agua para un segundo uso y aprovechar el agua de lluvia. Para aplicar cada una de ellas, disponemos de distintas tecnologías de diversa complejidad y presupuesto.

En la estrategia de reducción del consumo, el primer paso por todos conocido es cambiar ciertos hábitos: ducha en lugar de baño, abrir el grifo solo en el momento de su uso, entre otras muchas. Una vez asimiladas estas prácticas, algunas tecnologías muy eficientes para el ahorro son: perlizadores o economizadores en los grifos (pequeños dispositivos que reducen el exceso de caudal al mezclar el agua con aire); electrodomésticos de bajo consumo e inodoros de doble descarga o de descarga interrumpible; diseño de las áreas verdes seleccionando especies tolerantes a la sequía e instalación de sistemas de riego de bajo consumo; cobertura de la piscina cuando no se esté usando para mitigar la evaporación en las horas centrales del día.


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Gráfico 6. El perlizador es una alternativa económica para ahorrar agua

Los sistemas de reutilización de aguas grises y pluviales

Otro tipo de estrategia es la que tiene que ver con la reutilización de las aguas grises (las prevenientes de lavabos, duchas o piscinas). El agua gris, convenientemente tratada, puede reutilizarse para: cisternas de inodoro, riego de áreas verdes o lavado de suelos y de vehículos, usos todos ellos que no requieren de agua potable.

Estas medidas consiguen ahorrar hasta un 35% en el consumo de agua, y pueden llevarse a cabo por medio de sistemas centralizados o no centralizados [5]. Un ejemplo de los primeros es el del Gráfico 7, donde se recoge el vertido de todos los cuartos húmedos en un depósito centralizado, se hace un tratamiento rápido de acuerdo a la calidad del agua gris (puede ser filtración, tratamiento biológico, cloración) y se bombea por una red separada que conecta con los aparatos sanitarios donde se reutilizará. Existen módulos compactos de tratamiento que ocupan poco espacio y requieren poco mantenimiento, siendo aptos para edificaciones de nueva construcción o a reformar.


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Gráfico 7. Sistema compacto de tratamiento de aguas grises en vivienda unifamiliar
“Aunque al hablar de tratamiento de aguas nos venga a la mente una planta municipal de gran tamaño, lo cierto es que existen plantas compactas de tratamiento para pequeños caudales muy adecuadas para nuestras necesidades”

Los sistemas no centralizados o individuales son módulos de reutilización ubicados en los propios cuartos húmedos o en los aparatos sanitarios. Principalmente, permiten reutilizar el agua de duchas y lavabos en la cisterna del inodoro. Son indicados para su instalación directa o mediante reforma, dependiendo del sistema, e incorporan sistemas de tratamiento y bombeo muy sencillos y fáciles de mantener (filtración, cloración).


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Gráfico 8. Sistema individual de reutilización de aguas grises de lavabo en inodoro

Finalmente, los sistemas de reutilización de aguas pluviales permiten aprovechar las aguas de lluvia recogidas por tejados y terrazas, y aprovecharlas en usos tales como: inodoros, lavadoras o sistemas de riego y baldeo, sin que sea imprescindible un tratamiento previo. Con estos dispositivos se puede ahorrar hasta un 40% en el consumo de agua, dependiendo del clima, la superficie receptora y la demanda requerida de agua.

Ambos sistemas, aguas grises y pluviales, se pueden integrar en una única red de reutilización de agua en la edificación.

¿Por dónde comenzar mi proyecto de eficiencia hídrica en casa?

En resumen, debemos empezar por tener al menos una idea aproximada de: cuáles son nuestros consumos, cuáles sus costos asociados y en qué medida podríamos reducirlos; y, finalmente, mediante qué tecnologías. Para la primera parte, podemos calcular este consumo y los potenciales ahorros ayudándonos por un lado con nuestra factura mensual, y por el otro con cualquiera de los múltiples simuladores de consumo y eficiencia hídrica existentes en internet.


Una vez tenemos esto, podemos hacer una valoración de cuán rentable puede ser nuestra inversión en estrategias de eficiencia hídrica. Mediante indicadores económicos simples como el VAN y el TIR [6], podemos confrontar los costos estimados de inversión y mantenimiento de los sistemas que queremos implantar, con el ahorro previsible acumulado a lo largo de su vida útil.

“En cualquier caso, sea lo rentable que sea la inversión que nos planteemos desde una perspectiva puramente económica, la rentabilidad ambiental que estaremos generando siempre superará ampliamente a aquella

Finalmente, si se pretende obtener una evaluación más precisa, se puede acudir a un especialista en gestión hídrica que realice el estudio de prefactibilidad para nuestro caso concreto.


REFERENCIAS

[1] Cortés, E. 2014. 4 años para salvar el agua de Bogotá. https://www.eltiempo.com/Multimedia/especiales/salvar_agua_bogota/

[2] Govern Illes Ballears. Guía práctica para el uso eficiente del agua en el hogar. http://www.caib.es/sites/aigua/es/guia_practica_para_el_uso_eficiente_del_agua_en_el_hogar-36721/OIB).

[3] Albiol, C., Agulló, F. 2014. La reducción del consumo de agua en España: causas y tendencias. Fundación Aquae https://www.fundacionaquae.org/sites/default/files/aquaepapers6es.pdf

[4] Brichetti, J.P. 2019. Panorama de las tarifas de agua en los países de Latinoamérica y el Caribe. Banco Interamericano de Desarrollo

[5] Soriano, A., Pancorbo, F.J. 2012. Suministro, distribución y evacuación interior de agua sanitaria. Ed. Marcombo. Barcelona. España

[6] VAN: valor actualizado neto; TIR: tasa interna de retorno



Diego Hurtado Mingo es ingeniero forestal con especialización en gestión de recursos hídricos, con 15 años de experiencia en los sectores del agua, forestal y ambiental, desarrollando proyectos como consultor en España, Ecuador y Colombia.

 
 
 

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